Ignacio Jáuregui
ALERGOLOGÍA
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Médico especialista en Alergología
Miembro de la Sociedad Española de Alergia e Inmunología Clínica (SEAIC)
Miembro de la European Academy of Allergy & Clinical Immunology (EAACI)
¿Qué es la dermatitis atópica?
La dermatitis atópica o eczema atópico es un proceso inflamatorio cutáneo con un trasfondo alérgico. Es muy frecuente en la primera infancia y se caracteriza por afectar a zonas de pliegues (de brazos y piernas) así como cara y cuello. El eczema suele cursar por brotes de más o menos tiempo de duración. Lo más típico es el picor intenso que produce llegando a alterar el sueño y haciendo que los niños se muestren muy inquietos durante el día. Suele tener un curso benigno desapareciendo en unos años sin dejar secuelas; el problema es que una gran proporción de niños con dermatitis atópica acaban desarrollando síntomas alérgicos respiratorios (rinitis y asma) cuando son más mayores, proceso conocido con el nombre de "Marcha alérgica".
¿Dónde aparecen los síntomas?
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En los lactantes, la irritación aparece principalmente en las mejillas, cerca de la boca y debajo de los párpados.
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Entre los 2 y los 10 años de edad, el eczema tiende a afectar ciertos pliegues de la piel, como la parte posterior de las rodillas y la cara interna de los codos.
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En los niños mayores de 11 años y en los adultos, los síntomas suelen afectar además a las manos y los pliegues de la piel.
¿Qué desencadena los síntomas?
Las erupciones de la dermatitis atópica surgen por muchos factores, como la sequedad, el frío, la transpiración, el estrés, el círculo vicioso del propio rascado, y ciertos alergenos como los ácaros del polvo y, quizás, algunos alimentos.
Cuidados de la piel con eczema
La piel del niño con dermatitis atópica está alterada debido a que el manto ácido graso que la debería recubrir y que actúa como primera barrera defensiva contra los agentes medioambientales está alterado. Se trata pues de una piel muy sensible que hay que hidratar abundantemente para intentar suplir dicha carencia. Sin embargo, el exceso de agua y limpiadores es nocivo para su piel pues arrastran el manto ácido.
Ducha/Baño
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La ducha o el baño debe realizarse como mucho una vez al día, con agua tibia. Después hay que secar sin frotar y aplicar inmediatamente (cuando la piel está aún húmeda) un aceite especial o una crema emoliente.
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En los casos más extensos es preferible el baño, no más de diez minutos, y utilizando una sustancia coloidal de avena o aceites de baño.
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Uso de jabones extragrasos o a base de avena, a ser posible sin perfume ni conservantes.
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Las uñas del niño deben estar bien cortadas y limpias para evitar infecciones microbianas por el rascado.
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El sudor macera la piel, por ello, es conveniente lavar al niño en cuanto termine de hacer deporte o ejercicio físico intenso.
Ropa
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La ropa en contacto con la piel (también en la cama) debe ser de fibras naturales (algodón, lino,...), evitando las de lana o fibras sintéticas pues son más ásperas e inducen picor.
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Lavar a máquina la ropa, aclarándola bien, incluso con un centrifugado extra para eliminar los restos de jabón. No emplear suavizantes.
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El calzado debe ser de cuero o tela, y bien aireado. Evitar llevar calzado deportivo un tiempo prolongado. Los calcetines deben ser de algodón o hilo.
Alimentos a evitar en la dermatitis atópica
En principio el paciente con dermatitis atópica puede comer de todo, no hay ningún alimento contraindicado en la mayoría de los pacientes. No obstante, cuanto más severo es el eczema y más pequeño es el niño, más probable es que exista algún alimento que empeore el cuadro, la mayoría de las veces de forma inadvertida, tales como el huevo o la leche, por lo que siempre procede un estudio alergológico.
En toda dermatitis atópica, es recomendable no abusar de productos en conserva, colorantes, aditivos, fresas, quesos, tomate, chocolate y marisco, ya que incrementan la liberación de histamina (una sustancia del organismo que produce picor).